Realizar una obra en nuestra casa puede ser debido a que queremos darle un nuevo toque a nuestra vivienda y convertirla en protagonista de muchas series y películas americanas, o a que queremos ganar en espacio derribando muros.
Si tu familia va aumentando, puede que tu casa se te vaya quedando pequeña (haz clic en este enlace para más información). Una de las opciones es, entonces, convertir nuestra cocina en una cocina abierta al salón.
Si estás pensando en unificar estas dos estancias, te contamos los pros y los contras que puede tener convertir tu cocina en un mismo espacio con el salón.
Los pros de la cocina abierta
- Unificar estas dos estancias es una de las mejores soluciones para ganar espacio.
- Al derribar muros, conseguimos aumentar la luz natural. En muchas viviendas las cocinas son la parte menos iluminada ya que se suelen ubicar en la parte interior de las viviendas. Al eliminar los obstáculos estructurales, conseguimos iluminarlas (si te interesa el tema de la luz natural y de la orientación de la vivienda, te dejamos un artículo que encontrarás muy interesante).
- Podremos interactuar con la gente mientras cocinamos o preparamos el aperitivo. En comidas familiares, como en Navidades, normalmente quién suele cocinar está excluido de la celebración. En este caso podremos estar charlando e interactuando con los comensales. Es una ventaja si tenemos además niños pequeños, pues aumentaremos el campo de visión e ir a la cocina no supondrá perderlos de vista.
- Podremos integrar islas de cocina. Un objeto que normalmente no solemos tener en cocinas pequeñas pero que en este caso podremos integrarlas, haciendo de barrera funcional entre salón y cocina.
Contras de la cocina abierta
- Los olores, al no tener un muro que frene su expansión, también inundarán nuestro salón. Igual que pasa con la luz natural, estos inundarán inevitablemente nuestro espacio. Podremos intentar frenar la expansión de estos con campanas potentes y conjuntos de extracción. Otra opción bastante viable es añadir cortinas de cristal correderas, así, cuando queramos, podremos aislar un poco el espacio.
- Los electrodomésticos como la lavadora o el lavavajillas, o el simple ruido de estar cocinando se volverán un problema. Ya no hay una pared que nos separe y se use como barrera de estos ruidos. Para los amantes de la tranquilidad, a la hora de cocinar es una complicación. Tendremos la vida de las dos estancias unida: el ruido de la cocina y el de la televisión o música del salón.
- Se ve todo, incluso el desorden. En las cocinas es donde suele generarse más desorden entre los desayunos, las comidas o las cenas. Al estar abierta, veremos perfectamente todo desde el salón.
- Tendremos que volver a redecorar ambas estancias al unísono, ya que ahora serán la misma. Una cocina cerrada te permite tener dos ambientes decorados totalmente de forma diferente.
- Tendremos que meternos en obras. En muchos casos el fregadero, el horno y la vitrocerámica se encuentran justo en la pared que linda con la del salón. Si queremos volver funcional este espacio, tendremos que cambiarlos de lado ya que si los dejamos dónde están todo lo que hagamos podrá salpicar de agua o aceite los muebles que forman parte del otro espacio. Por lo tanto este cambio implica tener que mover cañerías, cables y todo lo que se sitúe en esa pared.
- En muchos casos no es posible derribar el muro, ya que se trate de un muro de carga o porque pasen por ese muro tuberías o cañerías de la comunidad y no sea posible cambiarlas de lugar. Tendremos que hacer un estudio previo.
Una vez analizados todos los pros y los contras es hora de ver si te sale rentable convertir tu espacio separado en un espacio unificado.